Simposio Internacional “Desarrollo Humano, Equidad y Justicia Social"
Escribimos este artículo cuando la pandemia provocada por el COVID-19
ya provocó la muerte de medio millón de brasileños. Se encontró en este medio millón
una porción significativa de la población empobrecida, aunque con un sistema de salud,
ser uno de los países más grandes del mundo se puede justificar debido a la enorme
desigualdad social y la reducción de recursos impuesta desde hace veinte años por la
Enmienda Constitucional n. (95/2016).
La Organización Mundial de la Salud elaboró un protocolo de prevención, con el objetivo
de prevenir la diseminación del COVID-19: lavarse las manos, con preferencia el jabón
o el uso de alcohol en gel, mantener la distancia social y el uso de máscaras.
La disparidad social en Brasil provocó que gran parte de la población empobrecida ni
siquiera cuente con saneamiento básico, vivienda adecuada para el alejamiento social,
material de higiene, alimentación mínima y, que puede o no suceder, la compra de
mascarillas para uso personal.
En cuanto al distanciamiento social, no pueden hacerlo, pues la estructura física de las
casas es precaria y no pueden dejar de funcionar porque necesitan salir a la calle con el
objetivo de buscar comida para sobrevivir. Por lo tanto, mueren de hambre o están
expuestos al COVID-19.
La elaboración y aplicación de políticas sociales para combatir la pobreza durante la
pandemia llegó tarde, sin incluir a la mayoría de brasileños que se encuentran en riesgo
social. Como se verá a lo largo del trabajo, el valor que alcanzan las ayudas de emergencia
es insuficiente para evitar que la población salga a la calle en busca de trabajo para
sobrevivir, por lo que permanece en un estado de vulnerabilidad social.
Al gobierno federal le importaba poco la cuestión social, pensando siempre en los
dictados de la ortodoxia monetarista. La receta neoliberal aplicada por el ministro Paulo
Guedes resultó y está resultando sumamente desastrosa en un momento en el que la
mayoría de las personas necesitadas dependen, básicamente, de la ayuda de las políticas
públicas estatales para mantenerse.
We wrote this article when the pandemic brought by the COVID-
19 has already caused the death of half a million of Brazilians. It was found in this half a
million a significant portion of the impoverished population, although with a health
system, being one of the biggest countries in the world can be justified due to the huge
social inequality and a reduction of resourced imposed for twenty years by the
Constitutional Amendment n. (95/2016).
The World Health Organization created a prevention protocol, with the goal of
preventing the dissemination of COVID-19: washing hands, with the preference being
soap or the use of alcohol gel, maintaining social distance and the usage of masks.
The social disparity in Brazil caused that a large portion of the impoverished
population doesn’t even have basic sanitation, adequate housing for social distancing,
hygiene material, minimum food and, that may or may not happen, the purchase of masks
for personal use.
As for social distancing, they cannot do it, as the physical structure of the houses
are precarious and they can’t stop working because they need to go to the streets with the
objective of looking for food to survive. Therefore, they starve to death or are exposed to
the COVID-19.
The elaboration and application of social policies to fight poverty during the
pandemic came late, not including the majority of Brazilians who are at social risk. As
will be seen throughout the work, the value reached by emergency aid is insufficient to
prevent the population from going to the streets in search of work to survive, therefore
they remain in a state of social vulnerability.
The federal government cared little about the social question, always thinking
about the dictates of monetarist orthodoxy. The neoliberal prescription applied by the
Minister Paulo Guedes proved to be and is proving to be extremely disastrous at a time
when most needy people rely on, basically, on the help of state public policies in order to
maintain themselves.
Sobre el ponente
MsC. ANA MARIA CORREA ISQUIERDO