En este ensayo reflexionaremos sobre el potencial de caminar como experiencia de reconexión entre cuerpo y mente y entre el hombre y la naturaleza, en contraposición a la idea producida en la modernidad antropocéntrica de la separación y superioridad de los humanos sobre la naturaleza. Surgen en nuestra reflexión dos posibilidades: por un lado, caminar de un punto a otro por un recorrido ya determinado; y por el otro, el camino del descubrimiento, de la libertad. Así, defendemos una perspectiva de las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente que se opone tanto a la idea de la naturaleza como objeto pasivo de la acción humana, como a la idea de la Psicología tradicional en la que hay un individuo que interviene (el Psicólogo), y otro que solo recibe la intervención. La caminata relacionada con la Educación Ambiental surge como experiencia de educación de atención al medio ambiente y producción del sujeto en este proceso. En Psicología, es desde la clínica peripatética que el caminar articula el ser y su vivir, el entorno y las relaciones más allá de su individualidad. Por lo tanto, pretendemos un ejercicio de reflexión sobre cómo la convergencia de la Educación Ambiental y la Psicología puede potenciar una praxis del campo de la salud mental, a través del caminar como forma de exponerse al mundo, un proceso que, paradójicamente, puede ser un camino significativo, experiencia de refugio en la que podemos resignificar y superar el sufrimiento de una vida atrapada en caminos predeterminados.