14th International Workshop "Communities 2019: History and Development"
Communities 2019
El discurso del cine latinoamericano revela representaciones sociales esta realidad. Su puesta en escena deriva en la reproducción y naturalización de procesos sociales, pero más frecuentemente, en el distanciamiento, resistencia y crítica social de los malestares de América Latina. Entre las representaciones cotidianas en el cine latinoamericano está la violencia debido a ser un fenómeno recurrente en esta área geográfica. Paradójicamente, no existe grupo más violentado en América Latina que los indígenas y tal violencia está prácticamente silenciada en la cinematografía global. Esta otredad paralela es develada en filmes tales como La teta asustada, Perú (2009) e Ixcanul Volcano, Guatemala (2013). A través de la exploración de las representaciones sociales de la violencia contra dos etnias ancestrales, la kaqchitkel (quiché maya) y la quechua (Inca) se señalan la capacidad movilizadora del cine para potenciar diversidad cultural y crítica social. A partir del análisis de contenido de estos filmes se identifican las expresiones de la violencia como asimetría social en tanto discurso de las estructuras sociales subyacentes. Así la dualidad de un entorno rural y el barrio periférico limense remiten a la violencia en los espacios opacos y a un tipo de víctima recurrente. Expropiados y excluidos, los herederos de antiguas civilizaciones precolombinas son el sector donde la violencia simbólica y el silenciamiento adquiere niveles inconmensurables: la no-existencia, la condición colonial en su expresión estructural más pura y primigenia. El distanciamiento y la desmistifación de dichas culturas a través del discurso fílmico opera como resistencia y conmoción de lo silenciado.
El discurso del cine latinoamericano revela representaciones sociales esta realidad. Su puesta en escena deriva en la reproducción y naturalización de procesos sociales, pero más frecuentemente, en el distanciamiento, resistencia y crítica social de los malestares de América Latina. Entre las representaciones cotidianas en el cine latinoamericano está la violencia debido a ser un fenómeno recurrente en esta área geográfica. Paradójicamente, no existe grupo más violentado en América Latina que los indígenas y tal violencia está prácticamente silenciada en la cinematografía global. Esta otredad paralela es develada en filmes tales como La teta asustada, Perú (2009) e Ixcanul Volcano, Guatemala (2013). A través de la exploración de las representaciones sociales de la violencia contra dos etnias ancestrales, la kaqchitkel (quiché maya) y la quechua (Inca) se señalan la capacidad movilizadora del cine para potenciar diversidad cultural y crítica social. A partir del análisis de contenido de estos filmes se identifican las expresiones de la violencia como asimetría social en tanto discurso de las estructuras sociales subyacentes. Así la dualidad de un entorno rural y el barrio periférico limense remiten a la violencia en los espacios opacos y a un tipo de víctima recurrente. Expropiados y excluidos, los herederos de antiguas civilizaciones precolombinas son el sector donde la violencia simbólica y el silenciamiento adquiere niveles inconmensurables: la no-existencia, la condición colonial en su expresión estructural más pura y primigenia. El distanciamiento y la desmistifación de dichas culturas a través del discurso fílmico opera como resistencia y conmoción de lo silenciado.
About The Speaker
MsC. Maylen Villamañan Alba