Con el rótulo Derecho y cine no nos referimos tanto al Derecho cinematográfico cuanto al cine jurídico, al cine que trata del Derecho. Surge así un tipo de conocimiento que pone en relación ambos fenómenos como antes apareció un saber análogo que vinculaba la Historia y el cine. ¿Tiene sentido e interés el análisis del cine desde el punto de vista del Derecho? Sin duda. Por una parte el Derecho ha sido un argumento de todos los géneros cinematográficos. Incluso algunos de éstos son necesariamente jurídicos, como el cine negro, el western o el cine político. Por otra parte, los argumentos jurídicos cinematográficos se ocupan de todas las ramas del Derecho: sobre todo del Derecho procesal y el Derecho penal, pero también del Derecho laboral, el Derecho internacional, público y privado, y el Derecho constitucional, destacando la temática de los derechos humanos. En cuanto al Derecho privado, quizás algunos sectores de éste tengan menos representación en el cine, pero el Derecho de familia, por ejemplo, ofrece múltiples argumentos jurídicos. ¿Son útiles los estudios de Derecho y cine? Desde luego tienen una utilidad didáctica innegable, pero no sólo porque el cine, como la literatura, nos presentan la mentalidad existente y, por tanto, abren la puerta a las preocupaciones de nuestro tiempo y a otro tipo de saberes que los teóricos del Derecho no han solido tener en cuenta, los estudios de la mentalidad jurídica.