7th International Symposium of Psychology and Human Development 2019
El dispositivo trans* consiste en el conjunto de saberes psi-médicos y jurídicos que han venido estableciendo regímenes de verdad acerca de las experiencias trans*. Una de las piezas de este dispositivo es el diagnóstico de la transexualidad, el cual opera como una especie de pasaporte que autoriza a las personas transexuales a ejercer su autodeterminación de género por medio del acceso a transformaciones corporales que tornen sus vidas “más vivibles” parafraseando a Judith Butler (2007). El modo en que dicho dispositivo produce un saber acerca de las vidas de las personas trans, impone un conjunto de desafíos epistemológicos tales como la necesidad de cuestionar lo que se entiende por “cuerpo erróneo”, o la propia idea de que el acceso a un servicio de salud se produzca a costa de que una categoría cultural como es el género pase a ser convertida en una categoría diagnóstica. En este sentido retomamos los resultados de una investigación realizada en 2015, cuyos resultados denotan la imperiosa necesidad de transformar la apariencia física en los sujetos que participaron del estudio, unido a la pobre accesibilidad a determinados procedimientos y la limitación de recursos técnicos, cuestiones generadoras de malestares con el servicio de salud, el que no logra cubrir las expectativas por largos años construidas por estas personas. Recurrimos a varias reflexiones pautadas en el contexto de los estudios transfeministas, que nos permiten analizar las implicaciones de la patologización de las identidades trans, el alcance de las políticas de salud que se proponen la inclusión e igualdad de las personas trans sin intervenir en el complejo entramado de estructuras sociales que organizan en torno al binarismo de género y que por ende vulnerabilizan las vidas de las personas trans. Por último, reflexionamos en torno a algunos desafíos que dichos operadores teóricos colocan a las políticas de atención en salud a personas trans.
El dispositivo trans* consiste en el conjunto de saberes psi-médicos y jurídicos que han venido estableciendo regímenes de verdad acerca de las experiencias trans*. Una de las piezas de este dispositivo es el diagnóstico de la transexualidad, el cual opera como una especie de pasaporte que autoriza a las personas transexuales a ejercer su autodeterminación de género por medio del acceso a transformaciones corporales que tornen sus vidas “más vivibles” parafraseando a Judith Butler (2007). El modo en que dicho dispositivo produce un saber acerca de las vidas de las personas trans, impone un conjunto de desafíos epistemológicos tales como la necesidad de cuestionar lo que se entiende por “cuerpo erróneo”, o la propia idea de que el acceso a un servicio de salud se produzca a costa de que una categoría cultural como es el género pase a ser convertida en una categoría diagnóstica. En este sentido retomamos los resultados de una investigación realizada en 2015, cuyos resultados denotan la imperiosa necesidad de transformar la apariencia física en los sujetos que participaron del estudio, unido a la pobre accesibilidad a determinados procedimientos y la limitación de recursos técnicos, cuestiones generadoras de malestares con el servicio de salud, el que no logra cubrir las expectativas por largos años construidas por estas personas. Recurrimos a varias reflexiones pautadas en el contexto de los estudios transfeministas, que nos permiten analizar las implicaciones de la patologización de las identidades trans, el alcance de las políticas de salud que se proponen la inclusión e igualdad de las personas trans sin intervenir en el complejo entramado de estructuras sociales que organizan en torno al binarismo de género y que por ende vulnerabilizan las vidas de las personas trans. Por último, reflexionamos en torno a algunos desafíos que dichos operadores teóricos colocan a las políticas de atención en salud a personas trans.
About The Speaker
Owen Renato Rivas Amable