Las propuestas para el diseño y puesta en marcha de un desarrollo sostenible, es una puerta para ingresar a una nueva etapa de búsqueda de postulados éticos para lograr un equilibrio dinámico y de armonía real entre la sociedad y la naturaleza. Estos principios forman parte de la visión de la economía feminista. Desde posturas que defienden una nueva visión del desarrollo y la sostenibilidad se abordan los principios fundamentales de la economía feminista, que apuesta por la vida a través de una lógica diferente a los criterios económicos clásicos, alejados del economicismo y la tecnocracia. El reconocimiento de esa visión lleva a no definir de una manera cerrada y acabada los criterios de sostenibilidad, pero si a observarlos en estrecha relación con el reconocimiento y el respeto de la diversidad, reconocimiento que se concreta de diversas maneras en el uso de los recursos y supone trayectorias culturales y sociales bien diferenciadas según cada comunidad. En la medida que se articulen las posturas de la Economía Feminista y la Economía Solidaria, se hará realidad una nueva forma de forjar las actividades humanas en sociedad, que prioricen el bienestar colectivo basado en aquellos valores que nos enriquecen en un sentido humano, defendiendo las propuestas de vida que aportan las experiencias actuales que comprenden pequeñas prácticas concretas- realizadas fundamentalmente por mujeres- y muestran otra forma de organizar o gestionar el consumo y la producción, más acorde con la vida cotidiana.