Los riesgos ambientales constituyen una de las principales limitantes de la sustentabilidad del desarrollo humano pues se encuentran asociados a amenazas globales potencialmente destructivas y al grado de vulnerabilidad y exposición de la población. En las décadas recientes, las modificaciones en el clima han causado impactos en los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y océanos. El cambio climático es un factor de riesgo para el éxito de las acciones encaminadas a la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria, la salud pública, educación, en general para el desarrollo humano, es por ello que el presente trabajo aborda la resiliencia comunitaria como un tipo de gestión pública concentrada tanto en la respuesta a los impactos resultantes, como en la prevención y reducción de riesgos, cada vez más trascendentes en la medida en que se profundicen las consecuencias del conjunto de fenómenos sociales, económicos, ambientales y políticos que distinguen el momento de crisis epocal. Se requiere por tanto modificar la forma de enfrentamiento de la sociedad a esos fenómenos, pasar de posturas asistencialista pasivas a formas participativas que permitan la construcción de la resiliencia desde modos de hacer que potencien el protagonismo de los sujetos en la solución o mitigación de las problemáticas. La sociedad resiliente es una meta, tal vez un ideal o una utopía que merece la pena trabajar en esta perspectiva aportando todo el conocimiento disponible, implicando a todos los agentes sociales: voluntariado, autoridades, medios de comunicación, la escuela, etc., para crear cultura de autoprotección y facilitando el empoderamiento de las colectividades para hacer frente a sus adversidades.